Billy

Billy baila.
Billy vuela.

Hay una gran diferencia entre el mover el cuerpo y hacerlo volar, Billy hace eso, lo segundo, claro.
Hay una gran diferencia entre ser inocente y hacer que todo el resto de las cosas sean mundanas, Billy hace lo segundo de nuevo.
Volvemos al mismo punto de siempre, amar tanto algo con tantas ganas que de repente no necesites nada más, que te llene por completo, que no sientas el más mínimo segundo de dolor. Y así, hacer que el dolor sea parte de tu maravilla tanto que se transforme, eso en mi país se llama magia.
Billy hace magia.

Cuando bailamos cerrando los ojos es lo más cerca que estamos de hacer magia.
Cuando los cerramos y además nos sonreímos somos parte de la Troupe más agraciada de Prestidigitadores.

Hay que dejarse bailar, dejarse cerrar los ojos, dejarse sonreír. Sobre todo en el medio de las más trágicas situaciones, ahí es donde la magia cobra su vida más esplendorosa. Ahí es donde bailamos, ahí es donde volamos, y si volamos ¿quién nos detiene?.

Bailemos.
Volemos.